Es igual de importante tener el valor para realizar todo un proceso de crecimiento personal y espiritual, como tener el valor de ver en qué momento estamos en el mismo. A veces, seguimos y seguimos por un camino, quizá incluso con cierto esfuerzo y dificultad, y preferimos seguir así antes que pararnos para ver cómo ha sido el camino y cómo estoy yo justo en ese preciso momento.
Cuando termino un proceso con una persona, bien sea de coaching o de cualquier terapia me gusta darle la oportunidad a la persona para revisar cómo estaba hace unos meses y cómo está hoy. Normalmente uso un periodo de tiempo, que va desde los cuatro meses hasta los nueve, depende del proceso. Si bien, puedo garantizarte que con independencia del tiempo y de la metodología que he usado, en la persona siempre hay una reflexión profunda y un cambio en aspectos de ese proceso.
Cuando te paras y miras como ha sido tu camino, dónde estabas y dónde estás, comienzas a valorar tu dolor y como te ha movido hasta el momento actual.
Valora tu dolor
Para ello aplico esta herramienta que diseñé, “Los Dos Momentos.” Invito a la persona a que siga una reflexión retrospectiva al momento inicial del proceso, y al mismo tiempo que revise el momento presente. De esta manera la persona tomando los mismos aspectos hace seis meses o el tiempo que haya durado el proceso y el momento actual, puede encontrar diferencias significativas en aspectos clave de ese proceso.
Es fundamental hacer un análisis detallado de los mismos aspectos tanto en el momento en el que se comenzó ese camino de desarrollo personal y espiritual, como en el momento presente de ese camino. La clave está en mantener los mismos campos de análisis en un momento como en otro.
No es un listado cerrado, no obstante todo, después de mi experiencia en los diferentes procesos he establecido unos aspectos determinados que son con los que trabajo y que me facilitan resultados muy positivos, así por ejemplo incluir miedos, fortalezas, elemento influyente, y aspectos de orgullo entre otros.
Ten en cuenta que tomar consciencia de la persona que eres ahora, de cuáles han sido los cambios, así como los aspectos que ahora son más valiosos para ti, te va a permitir valorar tanto el dolor inicial como todo el camino. Al mismo tiempo que te va a permitir entender dónde estás y hacia dónde quieres ir. Quizá te sorprenda el resultado, de hecho normalmente es así.
Incluir este momento esta pausa, para ver qué dolor te movió, cómo ha sido el camino y quién eres ahora te da fuerza, seguridad, claridad hacia dónde quieres ir ahora y qué te puede ayudar en esa siguiente parte del camino.
¿Sabes la respuesta?